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Sumario RESÚMENES TEMAS HISTORIA DE ESPAÑA (4.1-11.3) 2023/2024

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Resúmenes de temas de historia de españa perfectos para estudiar de cara a la asignatura y a la Evau (saqué un 9,25 en el examen de historia de la selectividad). Redactados en el curso 23/24 en el último año antes del cambio de la selectividad. Cualquier modificación en el programa lectivo po...

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  • September 15, 2024
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4.1. El reinado de Carlos IV. La Guerra de la Independencia
El reinado de Carlos IV (1788-1808), coincide con la Revolución Francesa, que cuestionó los
fundamentos políticos y sociales del Antiguo Régimen. Inicialmente, Carlos IV siguió la política
reformista de Carlos III apoyado en ministros ilustrados como Floridablanca o Aranda, no
obstante, entre 1789 y 1808 dejó el gobierno en manos de su primer ministro Manuel Godoy,
que guio la política de manera autoritaria.

En los comienzos de la Revolución Francesa, se produjo el Pánico Floridablanca, una reacción de
rechazo: cierre de fronteras, censura, reactivación de la inquisición… Este intento por evitar la
difusión de los ideales revolucionarios desencadenaría la Guerra contra la Convención contra
Francia. Tras la ejecución de Luis XVI en 1793, España se une a una coalición antifrancesa y entra
en guerra en el Rosellón. Se producirá la ocupación del País Vasco y partes de Cataluña. Tras la
derrota se firmará la paz de Basilea (1795), momento en el cual Francia y España retoman las
relaciones tradicionales y se unen contra Gran Bretaña en el Tratado de San Ildefonso (1796). En
esta época se producen diversas derrotas franco-españolas (Trafalgar-1805). Posteriormente, en
1807, Napoleón y Godoy acuerdan el Tratado de Fontainebleau, por el cual Napoleón cambia su
estrategia para vencer a Inglaterra. El nuevo plan consistiría en u n bloqueo continental a los
productos británicos con el fin de hundir su economía. Se autorizaría el paso de tropas francesas
por el territorio español para conquistar Portugal y luego repartirlo, la zona sur se llamaría
Principado de los Algarves y sería entregada a Godoy. Este tratado será el antecedente directo
de la Guerra de Independencia.

Los enfrentamientos y las derrotas españolas van a causar una gran crisis en el reinado de Carlos
IV. Se produjo una crisis fiscal ya que el alto coste de las guerras y el déficit de ingresos de América
provocaron la bancarrota de Hacienda. La crisis del comercio colonial se produjo dado que el
tráfico comercial con América se vio reducido, aumentando el contrabando y los movimientos
emancipadores de los criollos americanos. Además, se produjo una crisis política causada por la
incapacidad de resolver las dificultades que originan una creciente oposición hacia Godoy y el
rey. Esto desencadenará en la formación del partido fernandino (partidarios del heredero al
trono, el príncipe Fernando).

La Guerra de la Independencia se desarrolla en la Península Ibérica entre 1808 y 1814. La crisis
de 1808 será la principal causa de este conflicto. Aprovechando el tratado de Fontainebleau,
Napoleón envió más soldados de los acortados hacia la Península Ibérica, lo que daría pie a que
España fuese ocupada por las tropas francesas. Además, el 17 de marzo de 1808 se produce el
Motín de Aranjuez, un asalto popular al palacio de Godoy instigado por el partido Fernandino,
que fuerza la destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV en Fernando VII. Napoleón idearía
un plan para hacerse con el control de la política española mediante las Abdicaciones de Bayona,
donde consigue la renuncia de Fernando VII y Carlos IV a la corona en su favor. Así es como José
Bonaparte sería proclamado nuevo monarca. El sentimiento de ocupación sumado a la creencia
de que la familia real había sido secuestrada, provocó un levantamiento popular en Madrid el 2
de mayo. El pueblo madrileño fue duramente castigado durante los días siguientes, lo que
extendería la sublevación a toda España, arrancando así la Guerra de Independencia.

La guerra contra Francia produce por primera vez una conciencia nacional. Este conflicto ser un
conflicto internacional y una guerra civil que enfrentaría a patriotas y afrancesados. José I sería
apoyado por una pequeña minoría que consideraban que le cambio dinástico traería la
modernización del país. José I promulgó el Estatuto de Bayona, una carta otorgada que reconocía
una monarquía de talante autoritario, pero de tipo parlamentario. Por otro lado, los patriotas

,abogaban por un líder español. Los patriotas se dividen en liberales (partidarios de un profundo
cambio político) y absolutistas (defensores del Antiguo Régimen).

La resistencia a los franceses da lugar a las Juntas de Defensa. Estas asumen la soberanía nacional
y niegan la validez de las abdicaciones de Bayona, reconociendo a Fernando VII como rey. Se
componían de intelectuales, aristócratas, clérigos y burgueses elegidos por votación popular.
Había juntas locales, provinciales, y una Junta Suprema Central presidida por Floridablanca que
actúa como gobierno provisional hasta 1810, cuando traspasa sus poderes a la Junta de
Regencia. Los principales objetivos eran organizar la defensa militar y dirigir al país poniendo en
marcha un proceso de cambio político y social (Constitución de 1812).

Podemos dividir el conflicto en 4 fases. De mayo a octubre de 1808 se inicia una guerra abierta.
En este periodo se destacan asedios franceses y la victoria española en la Batalla de Bailén
(retirada francesa hasta Vitoria). De noviembre de 1808 a enero de 1809, Napoleón manda un
ejército de más de 200.000 soldados que ocuparía rápidamente la mayoría de la Península. Solo
resisten Lisboa y Cádiz. A partir de febrero de 1809 se establece una guerra de guerrillas que
impide a los franceses dominar el territorio. Las guerrillas, con sus diversos componentes
ideológicos y estructuras flexibles, tuvieron éxito debido a la colaboración local, la rápida
movilidad, el camuflaje y las tácticas. Destacamos las figuras de Espoz y Mina, el Empecinado o
el Cura Merino. Por último, en 1812 Napoleón abandona España para atender al frente ruso.
Españoles, portugueses e ingleses comandados por Wellington vencen en sucesivas batallas
(Arapiles, Vitoria, San Marcial) para poner el fin de la guerra. El Tratado de Valençay (1813) pone
fin al conflicto y, por él, Napoleón reconoce a Fernando VII como rey de España, aunque las
tropas francesas no abandonarían Cataluña hasta 1814.

Las consecuencias de la guerra fueron devastadores desde las perspectivas humana, económica
y política. Se calculan unos 500.000 muertos, además de desterrados y exiliados. El país se
arruinó, se destruyó la infraestructura, colapsó el comercio colonial, quebró la Hacienda
pública… Además, este conflicto acelera la emancipación de las colonias americanas e inaugura
el intervencionismo militar en la política española.

4.2. Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812.
Durante la Guerra de la Independencia se pone en marcha un proceso de reforma del sistema
político absolutista que sienta las bases de la revolución liberal en España. Parte de la población
aboga por instaurar un régimen político liberal. Esta es la obra de las Cortes de Cádiz, en las
cuales participaron minorías ilustradas. Al mismo tiempo, en la España dominada por José I, se
pone en marcha una reforma política que culmina con la aprobación del Estatuto de Bayona, por
la cual se reconocerían algunos derechos individuales y libertad económica. No obstante, la
situación de guerra dificultaría la aplicación de las reformas ilustradas.

En septiembre de 1808, se creó la Junta Suprema Central, presidida por Floridablanca con el fin
de organizar el país y la guerra. Decide convocar las Cortes Generales del Reino como respuesta
a las reformas de José I. En 1810 la Junta Central traspasó sus poderes a un Consejo de Regencia
en Cádiz, para protegerse de los avances napoleónicos. Este Consejo de Regencia convocaría
cortes, donde los liberales lograron que se realizase una convocatoria como asamblea única, en
la que a cada diputado le correspondía un voto. Las Cortes estaban compuestas por una mayoría
de clases medias urbanas de sólida formación intelectual, con escasa representación de nobles
y nula participación de clases populares.

,Las tendencias ideológicas de las Cortes eran variadas. Los absolutistas defendían el viejo
absolutismo monárquico, la sociedad estamental y el privilegio. Los jovellanistas, proponían un
modelo político que limitase parcialmente el poder del rey, introduciendo graduales reformas.
Querían evitar la ruptura violenta con las instituciones tradicionales y se oponían a la soberanía
nacional. Abogaban por cortes estamentales y soberanía compartida. Por último, los liberales,
fueron el grupo ilustrado más radical. Propusieron un modelo basado en la soberanía nacional
que reconociese la igualdad ante la ley y la separación de poderes. Las nuevas Cortes tuvieron
un carácter liberal frente a las otras tendencias.

Las Cortes Constituyentes (1810-1813) tuvieron dos principales objetivos: elaborar una
Constitución y promover una serie de reformas socioeconómicas que rompiesen las estructuras
del Antiguo Régimen. Entre 1810 y 1813 se aprobaron una serie de leyes y decretos:
reconocimiento de libertades individuales (1810); supresión del régimen señorial y abolición de
los derechos señoriales (1811); supresión de la Inquisición (1813); supresión de los gremios y de
los privilegios de la Mesta (1813); desamortización de los bienes de jesuitas y órdenes militares;
supresión de pruebas de nobleza y limpieza de sangre para acceder a cargos; y limitación de los
Mayorazgos.

La labor más importante de estas Cortes, la Constitución de 1812, fue la primera auténticamente
española. Fue promulgada el 19 de marzo de 1812, y, a pesar de su escasa aplicación práctica,
será de gran relevancia en la vida política española. Esta Constitución establece el principio de
soberanía nacional y la estructura del nuevo estado sería una monarquía parlamentaria con
división de poderes: legislativo (rey y cortes), ejecutivo (rey) y judicial (tribunales de justicia). En
cuanto al poder legislativo, las Cortes serían unicamerales y poseerían amplios poderes
(elaboración de leyes, aprobación de presupuestos y tratados internacionales, mando sobre el
ejército…). Se producirían mandatos de dos años elegidos por sufragio universal indirecto de
varones mayores de 25 años. Por otro lado, el poder ejecutivo subordinó la potestad del rey al
poder de las Cortes. El rey no podía disolver las Cortes, abdicar, firmar tratados, contraer
matrimonio o abandonar el país sin su permiso. El Rey perdió sus funciones judiciales y la
potestad de establecer impuestos. Promulga y sanciona las leyes elaboradas en las Cortes, pero
no podía disolver la cámara y sólo poseía derecho de veto suspensivo sobre sus decisiones.
Finalmente, respecto al poder judicial, toda la administración de la justicia residía en los
tribunales. Se establecieron los principios básicos de un Estado de derecho: códigos únicos en
materia civil, criminal y comercial. Además, se reconoce el fuer eclesiástico y militar. Otras de las
reformas impuestas por la Constitución de 1812 fueron: la igualdad jurídica de todos los
ciudadanos; el amplio reconocimiento de derechos individuales; la imposición del catolicismo
como religión oficial; la reorganización del ejército crenado el servicio militar obligatorio; se
distingue entre un ejército permanente encargado de la defensa exterior y la Milicia Nacional;
se establece la obligación del pago de impuestos; y se deja la administración local en manos de
ayuntamientos electivos.

Pese a estar en vigor 2 años, la Constitución de 1812 representa la primera tentativa de
liberalismo político en España, convirtiéndose en una referencia para el liberalismo posterior.
Esta Constitución volvería a estar vigente durante el Trienio Liberal y desde agosto de 1836 a
junio de 1837 (minoría de edad de Isabel II y regencia de María Cristina).

, 4.3. El reinado de Fernando VII. La cuestión sucesoria.
Tras el tratado de Valençay (diciembre 1813), Fernando VII regresa a España, donde se habían
desarrollado principios políticos opuestos a sus convicciones absolutistas. Su reinado durará
hasta 1833 y se caracterizará por la vuelta del absolutismo con la breve excepción del trienio
liberal.

En 1814, Fernando VII regresa a España entre aclamaciones populares. El Manifiesto de los
Persas fue una petición llevada a cabo por 69 diputados que deseaban que el rey anulase las
reformas de las Cortes de Cádiz y volviese al Antiguo Régimen. Fernando VII promulgó el Decreto
de Valencia en el que se abolía la Constitución, suprimía las Cortes y anulaba los decretos de
Cádiz. Se inicia así el Sexenio Absolutista (1814-20), etapa que contó con el apoyo de la
aristocracia absolutista, mandos militares, la Iglesia y parte de la población campesina. Las Cortes
se disolvieron y las libertades y derechos individuales fueron suspendidas, además de producirse
los restablecimientos de la Inquisición, los señoríos, los gremios y los privilegios de la Mesta.
También se produjo una fuerte represión de liberales y afrancesados.

El sexenio tuvo que hacer frente a grandes dificultades debido a la ineficacia de los sucesivos
gobiernos. Este periodo contó con una fuerte inestabilidad en el gobierno, donde el cambio de
ministros fue permanente y el auténtico gobierno era la camarilla, formada por hombres de
confianza del Rey. También había un grave desbarajuste económico causado por el largo periodo
de guerras. La Hacienda estaba en quiebra, el mercado nacional era inexistente y el comercio
estaba colapsado por el hundimiento de la industria y del mercado colonial. Además de la
pérdida de ingresos provenientes de América, España se ve obligada a invertir en gastos militares
para frenar insurrecciones independentistas. Por último, el sexenio tendrá que hacer frente a la
oposición de los liberales, los cuales tratarán de reestablecer las reformas. A través de
sociedades secretas, organizarían movimientos liberales, pronunciamientos y conspiraciones
(Espoz y Mina (1814), Díaz Porlier (1815), Lacy (1817)). Finalmente, en 1820 se produciría un
levantamiento exitoso, el Pronunciamiento de Riego, el cual se subleva en Cádiz. La revolución
se extiende hacia A Coruña, Barcelona, Madrid y Zaragoza, principalmente, logrando que el rey
ceda y restablezca el sistema constitucional.

A partir de 1820, se produciría el Trienio liberal, el primer ensayo de gobierno constitucional.
Esta sería la primera aplicación real de la Constitución de 1812. Las cortes de mayoría liberal
aprobaron diversas reformas. Se suprimiría la vinculación de la tierra en todas sus formas y se
desamortizarían los bienes de propios y baldíos. Además, se suprime la Inquisición y se abole el
régimen señorial. También se produce el primer Código Penal. En cuanto a la política religiosa,
esta sería laicista y anticlerical, disolviendo la Compañía de Jesús. También hemos de destacar la
Ley Orgánica del Ejército y el restablecimiento de la Milicia Nacional.

Pese a las reformas, el trienio fue inestable debido a la inestabilidad gubernamental producida
por la división de los liberales (moderados y progresistas). Los moderados eran partidarios de la
soberanía compartida, el sufragio censitario y el Parlamento bicameral. Los progresistas eran
defensores de la estricta aplicación de la Constitución de 1812. Defenderían la participación
popular activa, la ampliación de libertades y la limitación de poder de la Iglesia, la nobleza y el
Rey. El sexenio tiene que hacer frente a la bancarrota de Hacienda, las insurrecciones de las
colonias y la insatisfacción del ejército. No obstante, la mayor amenaza era la oposición
absolutista. Fernando VII obstaculizaba las reformas abusando del derecho de veto, alentando
revueltas o negociando con la Santa Alianza. El movimiento contrarrevolucionario estuvo dirigió
por élites privilegiadas y el clero, descontentos con la política secularizadora y las

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