CAPÍTULO VII El Proceso, 1976-1983
Proceso de reorganización nacional (Dictadura de videla 1976-1981)
El 24 DE MARZO de 1976, la Junta de Comandantes en
Jefe, integrada por el general Jorge Rafael
Videla(personajes siniestros si los hay) el almirante Emilio
Eduardo Massera y el brigadier Orlando Ramón Agosti,
tomaron el poder se hicieron llamado “Proceso de
Reorganización Nacional” (que de proceso no tenía nada)
designó como dictador de turno al general Videla, quien
además continuó al frente del Ejército hasta 1978.
En 1981 fue reemplazado por el general Roberto Viola,
quien renunció a fines de ese año. Su sucesor, el general
Leopoldo Galtieri, renunció a mediados de 1982, luego de
la derrota en la guerra de Malvinas. El general Reynaldo
Bignone convocó a elecciones en octubre de 1983 y
entregó el mando al presidente electo, Raúl Alfonsín, el 10 de diciembre de ese año.
El Estado terrorista
El caos económico de 1975, la crisis de autoridad, las luchas de las organizaciones guerrilleras (que habían
fracasado en dos grandes operativos contra unidades militares en el Gran Buenos Aires y en Formosa), el terror
sembrado por la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A) y los repetidos atentados del ERP, todo ello creó las
condiciones para la aceptación de un golpe de Estado que prometía restablecer el orden y asegurar el monopolio
estatal de la fuerza. La propuesta de los militares (quienes poco habían hecho para impedir que el caos llegará a
ese extremo y de hecho fueron los causantes) de hecho iban más allá de aniquilar a esos grupos “subversivos”
La represión, fue ensayada primero en Tucumán (donde el Ejército intervino oficialmente desde 1975) y luego
ejecutada de modo sistemático en todo el país.
Las órdenes bajaban, por la cadena de mandos, hasta los encargados de la ejecución, los Grupos de Tareas
(integrados principalmente por oficiales jóvenes, con algunos suboficiales, policías y civiles) que también tenían
una organización específica. La ejecución requirió además un complejo aparato administrativo, la coordinación de
entradas, traslados y salidas- de un conjunto muy numeroso de personas, que serían aniquiladas
La represión fue, en suma, una acción sistemática realizada desde el Estado.
Se trató de una acción terrorista clandestina, dividida en cuatro momentos principales: el secuestro, la tortura, la
detención y la ejecución. Para los secuestros, cada grupo de operaciones (conocido como “la patota”) operaba
preferentemente de noche, en los domicilios de las víctimas, a la vista de su familia, que en muchos casos era
incluida en la operación. Pero también muchas detenciones fueron realizadas en fábricas o lugares de trabajo, en
la calle, Al secuestro seguía el saqueo de la vivienda, se obligó a las víctimas a ceder la propiedad de sus
inmuebles, con todo lo cual se conformó el botín de la horrenda operación.
El destino primero del secuestrado era la tortura, sistemática y prolongada. La “picana”, el “submarino”
(mantener sumergida la cabeza bajo el agua) y las violaciones sexuales eran las formas comunes
En principio la tortura servía para lograr la denuncia de compañeros, lugares, operaciones; pero más en general
, tenía el propósito de quebrar la resistencia del detenido, anular sus defensas, destruir su dignidad y su
personalidad. Muchos morían en la tortura, se “quedaban”; los sobrevivientes iniciaban una detención más o
menos prolongada en alguno de los trescientos cuarenta centros clandestinos de detención (los “chupaderos”)
que funcionaron en esos años. Se encontraban en unidades militares: la Escuela de Mecánica de la Armada,
Campo de Mayo, los Comandos de Cuerpo y también en dependencias policiales, y eran conocidos con nombres
de macabra fantasía: el Olimpo, el Vesubio, la Perla, la Escuelita, el Reformatorio, Puesto Vasco, Pozo de
Banfield... La operación era compleja y requería de muchas personas involucradas, En esta etapa final de su
calvario,se completaba la eliminación de las víctimas, mal alimentadas, sin atención médica . Muchas detenidas
embarazadas dieron a luz en esas condiciones; muchas veces los mismos secuestradores se apropiaban de sus
hijos, o los entregaban a conocidos. Ante el miedo algunos secuestrados aceptaban colaborar con sus victimarios,
realizando tareas de servicio e informar a antiguos compañeros. para la mayoría el destino final era la muerte.
Ésta era la decisión más importante y se tomaba en el más alto nivel de mando (videla) la Junta Militar estableció
la pena de muerte, todas las ejecuciones fueron clandestinas. A veces los cadáveres aparecían en la calle, como
muertos en enfrentamientos o en intentos de fuga. En algunas ocasiones se dinamitaron pilas enteras de cuerpos,
Pero en la mayoría de los casos los cadáveres se ocultaban, enterrados en cementerios como NN, quemados en
fosas colectivas o arrojados al mar con bloques de cemento, luego de ser adormecidos con una inyección. De ese
modo, no hubo muertos, sino “desaparecidos”.
Las desapariciones se produjeron masivamente entre 1976 y 1978 Fue una verdadera masacre. La comisión que
las investigó (conadep) documentó alrededor de nueve mil casos, pero indicó que podía haber muchos otros no
denunciados, mientras que las organizaciones defensoras de los derechos humanos reclamaron por 30 mil
desaparecidos, Se trató en su mayoría de jóvenes de entre 15 y 35 años. Algunos pertenecían a las organizaciones
armadas: el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) fue diezmado entre 1975 y 1976, Montoneros, que también
experimentó fuertes bajas en sus cuadros, siguió operando, aunque limitada, muchos emigraron a México, y desde
allí organizaron atentados y otras operaciones
cuando la amenaza de las organizaciones armadas ya había disminuido la represión continuó su marcha contra
civiles. Cayeron militantes de organizaciones políticas y sociales, dirigentes gremiales y junto con ellos militantes
políticos varios, sacerdotes, intelectuales, abogados (relacionados con la defensa de presos políticos), activistas
de organizaciones de derechos humanos muchos cayeron por la sola razón de ser parientes de alguien, figurar en
una agenda o haber sido mencionados en una sesión de tortura.
La dictadura no solo buscó destruir a las organizaciones armadas también eliminó todo activismo, toda protesta
social, toda pensamiento crítico, toda movilización popular, los resultados fueron exactamente los buscados.
No sólo desaparecieron las instituciones de la república, sino que fue clausurada autoritariamente la expresión
pública de opiniones. Los partidos y la actividad política toda quedaron prohibidos, así como los sindicatos y la
actividad gremial; se sometió a los medios de prensa a la censura, que impedía cualquier mención del terrorismo
estatal y sus víctimas artistas e intelectuales fueron vigilados. Sólo la voz del Estado era la valedera.
El terror cubrió a la sociedad toda sin espacios de representación cada uno quedó solo e indefenso ante el Estado
aterrorizador solo quedaron ciudadanos atemorizados y sin reacción, Algunos no aceptaron esto y emigraron al
exterior otros aceptaron el discurso estatal, justificando con frases como “por algo será”, o se refugió en la
ignorancia de lo que sucedía.
Con el mundial de fútbol de 1978 se trató de buscar adeptos pero no lo logro, solo se logró un sentimiento
nacionalista por haber ganado el campeonato
LA ECONOMÍA IMAGINARIA: INFLACIÓN Y ESPECULACIÓN
El ministro de economía fue José Alfredo Martínez de Hoz (foto) que estuvo al frente del ministerio los 5 años del
mandato de Videla. un representante del liberalismo económico y el neoliberalismo Estuvo profundamente
relacionado con los organismos y centros financieros internacionales, tan así que a los pocos días del inicio de la